Envuelto en la oscuridad
Envuelto en la oscuridad,
Lejos de Dios vivía,
Cegado de incredulidad,
Andaba en rebeldía.
Con arrogante necedad,
Mi daño perseguía,
Caminando al abismo de perdición.
De pronto brilló - Luz celestial,
Pues Jesús bondoso - Me alumbró.
Con su palabra, - Viva y veraz,
Inundó mi alma, - De resplandor.
Busqué el bien, ¡oh, qué ilusión!
En un mundo vanidoso,
Sufrí amarga decepción
Creyéndome dichoso.
Confiado de mi corazón,
Tan falso y engañoso,
En el cielo de maldad mi alma cayó.
Mas luego acudió - El Salvador,
Fiel y compasivo, - Me rescató;
Las manchas todas, - Él las borró,
Feliz disfruto yo de salvación.
Si fuerza alguna, sin virtud,
Por vil pasión vencido,
En degradante esclavitud,
De Satanás herido,
Me hallaba lleno de inquietud,
Confuso y dolorido,
Próximo a perderme en la desesperación.
Del cielo la voz - Del Redentor,
Con ternura dijo: - "¡Ánimo ten!
Puedo librarte - Del tentador,
Y ponerte en salvo, - ¡Oh alma, ven!"
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