El más sublime Infante
El más sublime Infante del Alba
Viene a las sombras de nuestro dolor;
Brilla radiante su estrella guiando
Nuestras pisadas al Rey Salvador.
Fuera, el rocío se irisa cual perlas,
Dentro, un Niñito dormido se ve;
Ángeles miran el plácido sueño
De quien los orbes proclaman por Rey.
Unos pastores humildes le adoran,
Sienten su pecho gozoso latir;
Oro e incienso y mirra en ofrenda
Vendrán los magos después a rendir.
Así al mirarte en el mismo establo,
¿Quién no quisiera poner a tus pies
Suaves aromas y otros preciados,
Perlas buscadas, tan dignas de un rey?
Mas tú creyente, aquel que te ama,
Sabe la ofrenda preciada por ti:
Viene a tus plantas, Señor, y te adora,
Su misma vida te quiere rendir.
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