La pena que te abruma
La pena que te abruma,
Sin nadie que te ayude,
¡Caer debiera en mí!
El golpe te quebranta
Y el juicio amargo fluye
En negras olas sobre ti.
Los clavos, las espinas,
Soportas mansamente.
¡La mofa más cruel!
¡Y el mío fue el delito!
Yo fui el delincuente,
El ciego y transgresor infiel.
¿Por qué, Señor, prefieres
Tal puesto de agonía,
De juicio y maldición,
Al cielo de tu gloria
Do todo es armonía,
Sagrada luz y adoración?
Tu amor es el secreto,
Tu amor maravilloso;
¡Tu inmensa caridad!
Tu amor te deja atado
Al leño pavoroso
Comprando nuestra libertad.
Testigo de tu cáliz,
Del precio que pagaste,
En esta hora soy;
Me veo redimido,
¡Ya sé cuánto me amaste,
Y a tu mansión de gloria voy!
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