Oh Señor de eterna gloria
¡Oh Señor de eterna gloria!
Hoy te ofrendan tus amados,
En tu nombre congregados,
Su ferviente adoración.
A ti elevan su alabanza,
Recordando tus favores,
Y te rinden sus loores
Por tu amor y compasión.
Ve la casa de su anhelo
A tu nombre consagrada;
Hazla tú, Señor, morada
De tu gloria y santidad.
Ha de serles gran delicia
Congregarse en tu presencia;
Tu salud, amor y ciencia
Celebrar y tu bondad.
Sea en ella engrandecido,
Como lo es en las alturas,
Ese nombre de venturas,
De poder y redención.
Nombre excelso cual ninguno
En quien ven tus redimidos
Los tesoros más queridos
De tu gracia y tu perdón.
La virtud de tu Evangelio
Sea en ella proclamada.
Con poder y gracia alcanzada
La Palabra de verdad.
Sanidad, luz y clemencia
Hallarán los corazones,
Y, deshechas las prisiones,
Los esclavos libertad.
¡Día santo! Con su gozo
Ya grabado en la memoria,
Tu bondad hará notoria
En los días por venir.
La esperanza de tus hijos,
El esfuerzo consagrado,
Todo anhelo en ti cifrado,
¡Siempre sabes bendecir!
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