En la casa celeste del Dios

En la casa celeste del Dios de amor,
Hay lugar, hay lugar;
Para el niño que sigue a su Salvador,
Sí, hay lugar.
Mansiones de gloria, de paz, de amor,
No hay penas, ni lágrimas, ni dolor,
Y nadie se cansa ni siente vejez,
Pues todos son llenos de eterno bien.

Hay lugar, hay lugar,
Para los niños hay lugar.
Hay lugar, hay lugar,
Sí, hy lugar.

En los brazos amantes del Buen Pastor,
Hay lugar, hay lugar.
Para el niño que anhela sentir su amor
Sí, hay lugar.
Él guarda al niñito que rescató
De las garras del lobo y del león;
Le lleva seguro al celeste redil,
Y toa su vida será feliz.

Hay lugar, hay lugar,
Para los niños hay lugar.
Hay lugar, hay lugar,
Sí, hy lugar.

En el corazón tierno del Salvador
Hay amor, hay amor;
Pues Él mira al pequeño con compasión,
Sí, hay amor.
Bendijo a los niños con tierno amor,
Y bendice a los suyos lo mismo hoy;
Pues desde su trono a la diestra de Dios
Derrama en nosotros su bendición.
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Hay lugar, hay lugar,
Para los niños hay lugar.
Hay lugar, hay lugar,
Sí, hy lugar.

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