Mira Señor la tormenta

Mira Señor la tormenta,
La brava y oscura mar,
Las olas que cubren la barca,
A punto de naufragar.
¿Cómo estás tan dormido?
¡Despierta, oh Señor!
Nos hundimos y el corazón falla,
Prendido de un gran temor.

Los vientos y el mar me obedecerán,
Ca…. . llarán. (callarán, sí, callarán)
No hay ni aguas ni tempestad,
Ni diablos ni hombres ni autoridad,
Ni nada que pueda hacer naufragar
Al Dueño del cielo y tierra y mar.
Su voz potente en la tempestad
Habla paz, dulce paz,
Y enseguida el furioso mar tranquilo está.

Ruge también la tormenta
En mi pobre corazón,
Oscuras pasiones me azotan,
El mal toma posesión.
Salva, Señor, que me hundo,
Fuerzas me faltan ya;
Habla tú, oh Señor, como antaño,
En medio del recio mar.

Los vientos y el mar me obedecerán,
Ca…. . llarán. (callarán, sí, callarán)
No hay ni aguas ni tempestad,
Ni diablos ni hombres ni autoridad,
Ni nada que pueda hacer naufragar
Al Dueño del cielo y tierra y mar.
Su voz potente en la tempestad
Habla paz, dulce paz,
Y enseguida el furioso mar tranquilo está.

Enmudeció la tormenta,
Hay paz en mi corazón.
El sol de tu gracia disipa
Las nubes y el turbión.
Pero, Señor, no te vayas,
Toma tú el timón,
Y conduce mi frágil barquilla
A tu celestial Sión.
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Los vientos y el mar me obedecerán,
Ca…. . llarán. (callarán, sí, callarán)
No hay ni aguas ni tempestad,
Ni diablos ni hombres ni autoridad,
Ni nada que pueda hacer naufragar
Al Dueño del cielo y tierra y mar.
Su voz potente en la tempestad
Habla paz, dulce paz,
Y enseguida el furioso mar tranquilo está.

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