¡OH, GLORIA INENARRABLE!

¡OH gloria inenarrable¡
¡Prodigio sin segundo!
¡Dios mismo vino al mundo
Naciendo de mujer!
Y vemos en sus brazos,
El ceno recogido,
Cual niño desvalido
Del cielo y tierra el rey.

¡Venid gentes y pueblos!
¡Venid con afán santo!
No os cause raudo espanto,
La densa lobreguez;
Pues brotan de estas noches,
Divinas claridades,
Que todas las edades
Verán resplandecer.

Venid que ya el vaguido,
Del niño dulce y tierno,
Se estremeció el infierno,
Se conturbó Luzbel;
Y coros celestiales,
Cantando el nacimiento
Con jubiloso acento,
Nos llama Belén.

Más no en suntuoso alcázar
Buscad al regio infante,
Bajo arte ni brillante
Ni espléndido dosel:
¡Su cuna es un establo
Que azota el cierzo frío,
Cuajándose el rocío
Sobre su nívea tez!

Así al humilde y pobre
Levanta y beatifica;
Así al orgullo indica
Su necia insensatez;
Así rebaja el precio
De las mundanas glorias:
Sus dichas ilusorias,
Su efímero oropel.

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