La tierna voz del Salvador
La tierna voz del Salvador
Nos habla conmovida.
Oíd al Médico de amor,
Que da a los muertos vida.
Cordero manso, ¡gloria a ti!
Por Salvador te aclamo.
Tu dulce nombre es para mí
La joya que más amo.
La amarga copa de dolor,
Jesús, fue tu bebida;
En cambio das al pecador
El agua de la vida.
Borradas ya tus culpas son,
Su voz hoy te pregona;
Acepta pues la salvación,
Y espera la corona.
Venid, mortales, y cantad
El nombre del Cordero
Que vino a daros libertad
Muriendo en un madero.
Y cuando al cielo del Señor
Con él nos elevemos,
Arrebatados en su amor,
Su gloria cantaremos.
Nunca los hombres cantarán,
Nunca los ángeles en luz,
Nota más dulce entonarán
Que el nombre de Jesús.
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