La sangre de las víctimas
  La sangre de las víctimas
  Que vertió el pueblo hebreo prosternado,
  Su pecho no acrisola, ni de él borra
  La mancha del pecado.
 
  El celestial Cordero
  Con el pecado carga y su amargura,
  Más noble y elevado sacrificio,
  Y su sangre más pura.
 
  En ti mi fe se apoya,
  En ti, Jesús, mi gloria y mi embeleso,
  En tanto que afligido y penitente
  Mi culpa yo te confieso.
 
  Te veo suspendido
  Del árbol de dolor y de vergüenza,
  Por cancelar en tu bondad divina
  De mis culpas la cuenta.
 
  Creyendo ya me gozo
  Al verme libre del castigo horrendo,
  Y aquel amor de mi Señor bendigo
  Que me mostró muriendo.
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