Cuán grato en los oídos

¡Cuán grato en los oídos del cristiano
El dulce nombre de Jesús resuena!
Disipa su temor; cura su herida
Y lo alivia en su pena.

Su nombre calma el ánimo agitado;
Del corazón la turbación mitiga;
Maná es su santo nombre al alma hambrienta,
Descanso en su fatiga.

Jesús, tú, mi Pastor, mi bien, mi Amigo,
Profeta, Rey, Señor de los señores,
Mi fin, mi vida, mi sendero, acepta
Mis humildes loores.

Cuán flacos, ¡oh, Jesús!, son mis esfuerzos;
Cuán débil mi anhelar, frías mis preces;
¿Cuánto a mi torpe labio será dado
Loarte cual mereces?

No cesaré de engrandecer tu nombre,
Hasta que en tu ser puro logre verte;
Defiéndame tu nombre en esta vida,
Sosténgame en la muerte.
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