En Jesús mi Señor encontré dulce paz
En Jesús mi Señor encontré dulce paz,
En Jesús, quien por mí se entregó;
Si acudieres a Él este don tú tendrás.
Ve, que a nadie jamás rechazó.
¡Sublime don! ¡Es el don sin igual!
Solamente Él podrá conceder;
Es un rayo de luz, de su luz celestial
Que en nosotros Él quiere encender.
En Jesús encontré inefable perdón
Cuando a Él suplicante acudí;
En amor encendió mi falaz corazón
Y por Él nueva fe recibí.
¡Sublime don! ¡Es el don sin igual!
Solamente Él podrá conceder;
Es un rayo de luz, de su luz celestial
Que en nosotros Él quiere encender.
En Jesús nueva vida tendrás, pecador,
Sin tardanza dirígete a Él;
En tu pecho pondrá nueva fe, nuevo amor,
Y después sírvele siempre fiel.
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¡Sublime don! ¡Es el don sin igual!
Solamente Él podrá conceder;
Es un rayo de luz, de su luz celestial
Que en nosotros Él quiere encender.
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