El Señor me dirige
El Señor me dirige,
Nada me faltará; que cuidadoso,
Lugar para mí elige
En pastos deleitosos
Y en saludables aguas abundoso.
Él así me ha llamado;
De verdad a la senda me ha traído,
De su Nombre llevado,
Y jamás confundido
Me dejará en tinieblas y perdido.
En el valle de muerte
No habrá temor de sombras infernales;
Mas con ánimo fuerte
Afrontaré los males,
Porque estás tú conmigo, y tú me vales.
Tu báculo y tu vara
De consuelo me sirven y de guía;
Tu mesa se prepara
Aquí a la vista mía,
A pesar del contrario y su porfía.
Tú unges mi cabeza
Con el suave ungüento, y su bebida
Me brindas con largueza
En copa bien henchida,
Y favor me darás en esta vida.
Así voy permanente
Con su bondad benigna y generosa
Y luego eternamente
Viviré en la dichosa
Morada que tú habitas deliciosa.
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