Justa, explícita y sin velo
Justa, explícita y sin velo
Es la ley de mi Señor;
A los tristes da consuelo,
Y les libra de dolor.
Su palabra revelada
Es raudal de puro amor,
Donde el alma atribulada
Bebe siempre a su sabor.
Mira, pues, mortal al cielo
Donde está tu Redentor;
Para siempre cese el duelo,
Goza paz con tu Señor.
Llama al Salvador, y el alma
Le confía, ¡oh pecador!
Él te volverá la calma,
Dando fin a tu dolor.
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