Sé que soy nada y del polvo nací,
Pero tú me amas y moriste por mí.
¿Qué puedo darte yo? Tan sólo mi ser.
Soy de ti, soy de ti.
Cuando de rodillas me postro, Jesús,
Veo tu grandeza y mi pequeñez.
Ante la cruz sólo puedo exclamar:
Soy de ti, soy de ti.