En tu reino está el contento,
Nada impuro allí entrará;
Sin el nuevo nacimiento
Ningún alma lo verá.
Mira, pues, mi insuficiencia,
Muestra en mí tu gran poder;
Manifiesta tu clemencia
Y de nuevo hazme nacer.
Ven, Espíritu divino;
Ven y escucha mi oración;
Ante Ti mi frente inclino
Por mi regeneración.
De ese modo mi esperanza
No vacila y llego a creer
Que la bienaventuranza
En el cielo he de tener.